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La republica de Platón
Este tratadosurge con el nombre griego Politeía que aparece en Aristóteles: su traducción exacta sería “régimen o Gobierno de la polis”; pero que gracias a la obra de Cicerón “Res pública”, ha sido adaptado a esta obra.
Pero para entender esto, ¿Que es la polis?, quien realiza el estudio introductorio señala que fue la unidad social última del antiguo mundo griego, Tucidides, designo la fortaleza constituida en lo alto de la montaña y se extendió después al conjunto de lo edificado al pie de ella, posteriormente las aldeas circunvecinas. Su estructura se vio favorecida por la disposición del territorio helénico, y por la creencia recogida por Aristóteles, «la comunidad política exige el conocimiento mutuo de todos sus miembros», sobrevive al imperiop macedónico y a la construcción del romano y llega hasta el siglo II de nuestra era, para luego ser retomado en la edad media y alcanzar el umbral de la época contemporánea.
La república de Platón no es en primer término la construcción ideal de una sociedad perfecta de hombres perfectos, sino un “tratado de medicina política” con aplicación a los regímenes existentes en su época. Redujo toda la diversidad de sistemas a un sistema imaginado, una evolución en que cuatro regímenes fundamentales (timocracia, oligarquía, democracia y tiranía) van apareciendo uno tras otro, en una “evolución” cíclica derivada de una degradación del precedente.
Señala que existe un argumento ontológico contra la democracia y que llevado a su inmediata consecuencia entraña la negación de la posibilidad de aquella, si la democracia se entiende como que el pueblo es el dueño de sí mismo, su concepción resulta absurda; porque él es dueño de sí mismo, así como esclavo de si mismo. Señala que el gobierno de la democracia será entonces el predominio alterno, irregular y caprichoso de las distintas clases y tendencia.
Para Platón la democracia no había sido más que demagogia, ya que estos los comprende como unos embaucadores del pueblo que en vez de atender a la mejora de éste, habían cuidado sólo de su propio aventajamiento halagado y engañado a la multitud con el arte de la oratoria.
Platon considera que la solución del problema de la fidelidad del poder público sea mediante la creación un cuerpo especializado de ciudadanos que desempeñen las funciones directivas del Estado: y a esta creación, esta consagrado en gran parte el tratado de la república.
La separación del poder es condición para la buena marcha de la ciudad pero esta puede conducir a
una situación peor que la de la democracia si el que lo asume es un tirano. Es aquel que deja sus bajos apetitos por dueños de si mismo y el tirano político, el que una vez conseguido el poder, los enaltece sobre la ciudad entera. El tirano se muestra para demostrar que la extrema injusticia va acompañada de una
extrema infelicidad, pero su mérito principal está en el maravilloso poder de representación con el que Platón lo traza.
En relación a la timarquia, el autor señala que tiene la ventaja de que el poder se encuentra en
manos de unos pocos, pero les falta el elemento razonador, es más hay allí una aversión a entregar el mando a los más sabios.
En “la República” se maneja un proceso de degradación conforme a la representación común en la antigüedad, a partir de lo más primitivo y perfecto se daba la degeneración de las formas de gobierno, paralelamente se da la evolución del individuo conforme al modelo político
La construcción política surge de la contemplación de la realidad de su tiempo, de la insatisfacción que le inspira y la repugnancia contra las teorías políticas corrientes. Para los griegos, el estado estaba incluido en el universo natural; es indiferente que los conceptos de justicia y ley se transporten de lo físico a lo humano o se siga el proceso inverso: todo permanece dentro de lo fatal e inevitable.
Comienzan a surgir teorías que señalan:
El hombre puede actuar sobre el Estado, cambiar su constitución y modificar su propia suerte en cuando le parece más miserable y dolorosa. Esta relevación le permitió al griego observar las cosas mà de cerca por la misma pequeñez de la polis y adveritr la debilidad de los detentadores del poder y adivinar en consecuencia el poco esfuerzo que requería su derrumbamiento.
Las esperanzas y el poder cambia de manos, ya no puede creerse el origen divino de aquel y la idea de fundamento natural del estado paso a la convención. El peligro, sin embargo, es que todo lo convencional puede ser requerido de cambio y proclamada, frente a la antigua doctrina de del Estado-naturaleza, la del individuo-naturaleza, se deja el camino abierto a los asaltos del egoísmo y delcapricho. Sometiendo todo a la teoría de la fuerza, se toma el camino hacia la destrucción de la sociedad o la tiranía.
Los principios de moral, religión fueron puestos en duda, debido a que eran demasiado débiles para resistir el choque de calamidades de los siglos V y IV: violación de todas las normas de conducta humana y sumergidos en la catástrofe ciudades familias e individuos. Como las violadas en las relaciones internacionales algunas normas heredadas de antiguo con base religiosa, tales como la del respeto al pacto jurado y la de la inviolabilidad de los mensajeros.
Se comenzaron a dar conflictos derivados de las luchas de los regímenes de pugna por los modelos democráticos y oligárquicos, y en consecuencia la oposición política de cada ciudad resultaba aliada de los enemigos de ella, o por lo menos partidaria de la composición de la paz.
Las discusiones sobre el “mejor estado”, es muy presente en el mundo griego, entre los cuales esta una republica con las tres clases de artesanos, labradores y guerreros, que pueden gozar de propiedad, de carácter público, sentando la base de la especialización.[1]
Platón pone el origen de la sociedad en la necesidad de una cooperación entre los hombres para la satisfacción de las necesidades humanas, dando el principio de la división del trabajo, sin embargo no cree preciso establecer ninguna función pública hasta que, el crecimiento poblacional vuelve necesario atacar a los vecinos y defenderse de ellos.
El establecimiento de clases tiene por objeto el bien de la ciudad y se inicia con la fundación de ésta por la selección de los que han de ser guardianes en virtud de sus cualidades naturales, luego con el mismo fundamento son escogidos los filosofos, gobernantes, quienes tendrán que ser mayores de edad y los mejores entre ellos, en una larga y solicita observación y repetidas pruebas han de demostrar que no declinan en su servicio y devoción al Estado. Las clases son abiertas, es decir el ascenso y descenso de estatus social se deberá a las cualidades, sin embargo queda subsistente la norma de que han de ser los más aptos quienes ocupen el poder.
Asimismo, propone una construcción comunista, rasgo llamativo en todos los tiempos, sobre todo por lo de la comunidad de mujeres; comparado con prácticas y modos de la primitiva sociedad cristiana. Tomás Moro y otros autores creyeron que en la ciudad de Platón todo era comunitario y las opiniones se dividieron a favor y en contra de semejante concepción.
Sin embargo la comunidad de propiedad y familia, es impuesto solo a las clases rectoras, en contraposición del comunismo del siglo XX. Platón en busca de un mejor desempeño de los ciudadanos especializados consagrados al servicio, los desliga de las preocupaciones y afanes de la propiedad, familia y los organiza en comunidad, dejando fuera de ella al grueso social. Los guardianes, por otra parte, deberán de vivir sin bienes propios, pagados a sueldo por la comunidad; tampoco pueden tener mujer única de su propia elección.
Platón propone la emancipación de la mujer, ya que cree que las mujeres tiene la misma naturaleza y variedad de aptitudes que el hombre; de ahí parte su idea de que puedan desarrollar las mismas funciones que éste, sin abandonar la necesidad del cuidado maternal innecesario en otras especies.
Sobre la educación de las clases superiores, señala que la educación en los estados griegos se entendía como formación del ciudadano y se hacía por el Estado y para el Estado, las ideas que informan son las nacidas al amparo de aquel sistema de enseñanza. Propone 2 partes de educación la gimnastica (cuidado del cuerpo, la medicina, alimentación) y la música, que comprendía la enseñanza de las letras.
La poesía la agrupa en tres generos, lirico, épico y dramático, posteriormente la divide en simple o imitativa: en la primera habla el poeta y en la segunda hace hablar a sus personajes. Eurípides, lleva al teatro el hombre de su tiempo con toda la variedad, vacilación e indiferencia de sus conceptos morales y el desenfreno incoercible de sus paciones.
Aristófanes y Platón se le enfrentan por haber vuelto más perversos a los hombres con la presentación de sus abominables modelos, el primero vuelve su mirada a los poetas anteriores y el segundo incluye a estos en la misma condenación y destierra radicalmente de su ciudad toda poesía imitativa.
Los guardianes deben ser educados con buenos hábitos mediante los ejercicios de gimnastica y música, pero no lleva consigo un programa de conocimientos determinados. Este programa se reserva para aquellos guardianes mejor dotados, que por el estudio de la filosofía han de prepararse para la gobernación del Estado, debido a que es necesario que los filósofos se hagan soberanos, debido a que piensa que el demo puede ser convencido de la bondad y conveniencia del régimen filosófico y con ello trata de estructurar su modelo ideal.
Señala que quien este destinado a ser gobernante debe poseer un alma noble excenta de bajeza y dotada de facilidad para aprender, pero sus habilidades han de ser perfeccionadas con la educación y su fidelidad al servicio del Estado.
Para él la ciencia suprema es la dialéctica, rebaja a las matemáticas a ciencia inferior porque parte de supuestos, hipótesis y no se desprenden de símbolos sensibles. Toma los estudios de matemática como una necesidad y provecho de cada una para llegar a la dialéctica, que permitiría mediante el ejercicio adecuado de la razón, el descubrimiento de la verdad, del mundo de las ideas y de la idea suprema del Bien.
La dialéctica lleva al conocimiento de ideas o realidades primeras inteligibles. También plantea el concepto del bien, el cual procura el conocimiento y la verdad, pero es superior a ambos, otorgándoles no solo la posibilidad de ser conocidos, sino la existencia y la esencia. El bien esta en las ideas y en las cosas que conforman con ellas y que en consecuencia se hacen aptas para desempeñar su función
específica. El orden del Estado y su perfecta dirección estriban solo en la aplicación de este principio al campo político: cada cual realice en él el cometido que le es propio.
Sobre la justicia, entendida como el principio rector de las relaciones entre los hombres y causa, la justicia consiste en que cada ser desempeñe la función que le es propia.
Platón afirma que el filósofo ha de sentir una gran repugnancia a gobernar, pero habrá que obligarle a que lo haga cuando le llegue el turno entre los de su clase. Posteriormente propone el gobierno de los filósofos, sin embargo, no podemos sustraernos de la impresión de que el propósito fundamental del tratado termina en un decidido fracaso: querer remediar los males que afligen a los estados por la fundación de una ciudad que esté libre de ellos y acabar confesando, tras una meditada y prolija serie de prescripciones, que esa ciudad apenas puede concebirse en la tierra.
LA REPUBLICA
SÓCRATES
En el primer tratado comienza a analizar el término de la justicia: Céfalo: “…el principal valor de las riquezas, no ya respecto de cualquiera, sino del discreto; pues para no engañar ni mentir, ni aun involuntariamente, y para no estar en deuda de sacrificios con ningún dios ni de dinero con ningún hombre, y
partirse así sin miedo al mundo de allá, ayuda no poco la posesión de las riquezas.
A partir de este párrafo comienza el análisis de la justicia, planteando la pregunta ¿afirmaremos que es simplemente el decir la verdad y el devolver a cada uno lo que de él se haya recibido, o estas mismas cosas se hacen unas veces con justicia y otras sin ella?, posterior a un análisis señala que la justicia no se confina a decir la verdad, ni en devolver lo recibido, dar a cada uno lo que se le debe.
Reflexiona el punto de vista de dar beneficios a los amigos y daños a los enemigos. Señala que La justicia no es otra cosa que lo que es más provechoso al más fuerte”. Plantea que para Homero, Simónides, y el interlocutor “la justicia es un arte de robar para provecho de los amigos y en perjuicio de los contrarios.
Ante esto Socrates plantea la duda de si un hombre “injusto” al ser dañado se hace más injusto. Cuestiona que si no es posible que el bueno haga daño, llegando a la disyuntiva de porque el hacer el mal no se nos muestra justo en ningún momento.
Entonces manifiesta la disyuntiva de si “lo justo no es otra cosa que lo que conviene al mas fuerte”. Plasma que las ciudades se rigen por tirania, democracia y otras por aristocracia, y cada gobierno establece leyes a su conveniencia, haciendo parecer que estas son justas para los gobernados. Posteriormente señala que no hay disciplina alguna que examine y ordene la conveniencia del más fuerte sino la del ser inferior y gobernado por ella, como el médico busca que es lo mejor para el enfermo.
Entonces el gobernante examina ni ordena lo conveniente para sí mismo, sino lo conveniente para el gobernado y sujeto a su arte, derivado de esto hace una comparación entre el caso del médico y el del pastor con las ovejas, somete la dudo de si es justo aquello que está basado en el provecho.
Plasma que la injusticia extrema es la que hace mas feliz al injusto y mas desdichados a los que padecen la injusticia y no quiere cometerla. Ella es la tirania que arrebata lo ajeno, por dolo o por fuerza. Debido a esto, se censura la injusticia no por miedo a cometerla, sino a sufrirla.
En contraposición analiza que el gobernar se hace en pro del gobernado, por eso es necesario recibir una retribución, porque se busca tratar los males de la sociedad. Entonces se desprende una comparación en la cual:
Justicia: es una virtud, “generosa inocencia”, no trata de sacar ventaja de su semejante, solo de su desemejante; el justo será bueno y discreto, trae la concordia y la amistad,
Injusticia: es un vicio, discreción, posiblemente una virtud para el interlocutor de Socrates, analiza si el injusto busca sacar ventaja al justo y la acción justa y porfiará por salir mas aventajado; el injusto es ignorante y malo, produce sediciones, odios y luchas. La injusticia se nos muestra como un poder especial, que deja a su poseedor sin la capacidad de conseguir algo en concordia consigo mismo a causa de la disensión y lo vuelve enemigo de si mismo. Cuando se deposita en un individuo, lo deja impotente de obrar, lo deja en discordia y lo enemista con su propia persona; por lo tanto los injustos no son totalmente injustos, hay cierta “justicia” que impide la injuria.
La justicia, nos dice Platón, surge de aquel que padece o comete una injusticia y comienza a probar las consecuencias de estos actos, por lo que para evitar estos perjuicios y ventajas, se establecen convenios, de los cuales surgen las leyes y tratados. Por lo tanto podemos comprender según el planteamiento platónico que la justicia es un conjunto de normas inhibidoras de cometer actos injustos, es decir un marco normativo de la conducta humana en sociedad. Plantea que si fuera posible quitarle durante unos momentos al justo y al injusto esta “moral” actuarían de la misma forma.
Plasma la duda de si hay que ser justos o solamente aparentarlo, puesto que aquel que aparenta ser justo tiene una “vida maravillosa”, solo con el simple hecho de aparentar serlo. Este punto de vista en mi persona opinión es discutible, ya que en nuestros días mucha gente se hace pasar por justos, siendo que han defraudado a la nación y sin embargo, son premiados y “consentidos” del Estado.
En su dialogo, muestra la concepción de que nadie es justo a menos de que carezca de medios para ser injusto o busque la fama, el honor y la recompensas que acompañan a la justicia.
En contra posición en este “dialogo”, expone que Sócrates plantea el origen de la ciudad es la necesidad del otro para satisfacer las necesidades, analiza la diversidad de la división del trabajo y las necesidades de comerciar para obtener otros productos de otras polis, dando paso a la generación del mercado y la moneda como signo de cambio; asimismo surgen los mercaderes y aquellos que venden su fuerza de trabajo (asalariado).
Analiza que la injusticia surgirá de aquellos que no están contentos con la alimentación y género de vida, comenzaron a importar lujos y acapararían estos. Del crecimiento del país surge la necesidad es expandirse, atrayendo la guerra, creando nuevas profesiones para estos fines.
En pro de este análisis sobre la justicia comienza a analizar a los guardianes, señalando que estos deben ser fogosos, filósofos, veloces y fuertes, para ello propone iniciar la instrucción de la música antes de la gimnastica, aprovechando que gracias a la juventud, les permite ser moldeados fácilmente y admiten cualquier impresión que se les quiera inculcar.
Se ha de vigilar a los “forjadores de mitos”, convencer a las madres de solo contar mitos autorizados, moldeando de este modo sus almas por medio de las fábulas, por las repercusiones que podrían traer en la juventud, temas como la guerra entre dioses, tratar de inculcarles la visión de que nunca un ciudadano haya enemistado con otro, omitir las historias y buscar exhortar la virtud.
Enseñar que la divinidad es, por tanto, absolutamente simple y veraz en palabras y en obras y ni cambia por sí ni engaña a los demás en vigilia ni en sueños con apariciones, palabras o envíos de signos, enfatiza que debemos cuidar estas obras para educar a los jóvenes si queremos que los guardianes sean piadoso y que su naturaleza se aproxime la divina todo cuanto le está permitido al ser humano.
Para Inculcarles la valentía se debe vigilar las fábulas, pretendiendo que estas no denigren tan sin consideración el Hades, para evitar el temor a la muerte, más bien se debe temer más a la esclavitud. Para ello es necesario suprimir los nombres terribles y espantosos, así como los lamentos y tristezas.
Reserva la mentira para los gobernantes quienes podrán mentir a los enemigos o conciudadanos en beneficio de la comunidad sin que ninguna otra persona esté autorizada a hacerlo.
Propone que los guardianes queden exentos de la práctica de cualquier otro oficio, para evitar que ellos hagan o imiten nada distinto, es decir nos propone una especialización de los oficios desde la infancia, dependiendo de gustos y habilidades.
Se ha de procurar no imitar acciones de cualquier persona que se considere indigno, buscar evitar la embriaguez, el ocio y la pereza. Propone que la falta de “tumo, armonía o gracia están íntimamente ligadas con la maldad en palabras y modo de ser, y las cualidades contrarias son reflejos del carácter opuesto que es el sensato y bondadoso. Para ello se deberá vigilar e inspeccionar a los artistas e impedirles que copien la maldad intemperancia o vileza o fealdad en sus imitaciones de seres vivo, lo cual evitara que esto se produzca por imitación, mejorando la educación.
Asimismo, afirma que la importancia de la educación radicara en que el solo hecho de esta bien constituido, no garantiza que un cuerpo sea capaz de infundir bondad al alma con sus excelencias, sino que al contrario el “alma” dotara de perfecciones por medio de sus virtudes.
Se debe tener cuidado con el excesivo cuidado del cuerpo, ya que constituye un impedimento para la administración de la casa, el servicio militar y el desempeño de cualquier cargo sedentario en la ciudad, estudios, reflexiones y meditaciones interiores, siendo un obstáculo para el ejercicio o manifestación de la virtud, por la obsesión de estar preocupado por el cuerpo.
El buen juez no debe ser joven, sino un anciano que haya aprendido lo que es la injusticia y llegado a conocerle por medio del estudio, pero no de la experiencia personal.
Puntualiza que los jóvenes no tendrán que recurrir a la justicia si practican aquella musica sencilla de la que engendra templanza, el conjunto de música y gimnastica permitirán el cuidado del alma, es decir el buen guardián reunirá ambas.
En este orden de ideas, traslada su análisis hacia los gobernantes y los gobernados, definiendo que el mejor de los guardianes, seleccionando de aquellos que parezcan más inclinados a ocuparse con todo celo en lo que juzguen útil para la ciudad y que se nieguen en absoluto a realizar aquello que no lo sea, debe encargárseles aquellas tareas en que con más facilidad se quede expuesto a olvidar ese principio o dejarse engañar y luego al que tenga memoria y se mas difícil emboscar será el elegido.
Finalmente se comprobara si se muestra incorruptible y decente en todas las situaciones, buen guardián, una vez elegido, se le ha de conceder una vida de dignidades y una vez difunto, ser honrado con un monumento a su memoria.
Considera que entre los guardianes no poseen casa propia, excepto en caso de absoluta necesidad, ni habitación, ni despensa donde no pueda entrar todo el que quiera, serán alimentados por los demás ciudadanos por retribución a su guarda, vivirán en común, no recibirán oro y plata por concepto de sus servicios.
Nos explica que los peores productos de las artesanías son la riqueza y la indigencia, pues estos traen haraganería e incompetencia para producir productos útiles. Además, a pesar de no contar con riqueza, la polis será capaz de hacer la guerra por poseer atletas en la guerra, lo que les permitirá luchar contra ejércitos mas grandes y numerosos que los de la polis.
El límite de la polis será el que permita su acrecentamiento sin pasar de ahí, el cual impedirá la sobre expansión en cuestiones de territorio, mientras que los guardianes procuraran que la ciudad no parezca pequeña, ni grande, sino suficiente en su unidad.
Remarca paulatinamente la importancia de la educación y la crianza porque, estas les permitirán ser hombres discretos, que perciban fácilmente todas las cosas, estas producen buenas índoles y estas a su vez, inculcada de tal educación, se hacen, tanto en las otras cosas como en lo relativo a la procreación, mejores que las que les han precedido, igual que sucede en los demás animales. En otras palabras los guardianes han de esforzarse por procurar cuidar la educación para que no se corrompa.
Plantea la existencia de 4 cualidades de una ciudad:
- la ciudad fundada conforme a naturaleza podrá ser toda entera prudente por la clase de gente más reducida que en ella hay, que es aquella que la presi de y gobierna; y éste, según parece, es el linaje que por fuerza natural resulta más corto y al cual corresponde el participar de este saber, único que entre todos merece el nombre de “prudencia”.
- El segundo aspecto será el “valor”, nos dice que “la ciudad es valerosa por causa de una clase de ella, porque en dicha parte posee una virtud tal como para mantener en toda circunstancia la opinión acerca de las cosas que se han de temer en el sentido de que éstas son siempre las mismas y tales cuales el legislador las prescribió en la educación”. Es decir esta clase es la de los guardianes, la cual es un producto de la educación y la formación impartida en la polis.
- El tercer aspecto será “la templanza”, es el orden y dominio de placeres de ser dueños de sí mismos, y también hay otras expresiones que muestran como rastros de aquella cualidad.
- El cuarto será “la Justicia”, Platón nos dice nuevamente que es que cada uno debe atender a una sola de las cosas de la ciudad: a aquello para lo que su naturaleza esté mejor dotada.
Explica que la ciencia en sí es ciencia del conocimiento en sí o de aquello, sea lo que quiera, a que deba asignarse ésta como a su objeto; una ciencia o tal o cual ciencia lo es de uno y determinado conocimiento.
Retomando el tema de la injusticia y la justicia, aborda que el producir justicia es disponer de los elementos del ama para que dominen o sean dominados entre sí conforme a naturaleza y el producir injusticia, el hacer que se manden u obedezcan unos a otros contra la naturaleza.
Define que existe una solo especie de virtud e innumerables de vicio (como enfermedad, fealdad y flaqueza de la misma), de las cuales 4 son las más dignas de mencionarse, aborda este tema con la pregunta ¿Cuantos tipos de gobierno existen?
Responde para sí mismo cinco, los del alma. Define una manera de gobierno es aquella de que nosotros hemos discurrido, la cual puede recibir dos denominaciones; cuando un hombre solo se distingue entre los gobernantes, se llamará reino, y cuando son muchos, aristocracia.
En esta obra también comienza a analizar el papel de la mujer respecto a la sociedad, si es posible que realizan las mismas actividades que los hombres, analiza la existencia de diferencias en la “naturaleza” de cada sexo, manifiesta que se debe de dar diversas actividades, artes u ocupaciones, dependiendo de sus aptitudes. Manifiesta que las mujeres de los guardianes serán comunes al igual que los hijos. Pero aquellas que serán guardianas serán elegidas del mismo modo que los varones y serán tratadas de la misma forma.
Manifiesta que será necesario la necesidad que los mejores cohabiten con las mejores, y de criar e instruir a estos. Para ello será necesario instituir fiestas en las cuales unamos a las novias y novios, el número de los matrimonios quedaban a arbitrio de los gobernantes, teniendo en cuenta las guerras, epidemias y accidentes similares, con el fin de mantener el constante número de ciudadanos de la polis.
Propone una organización “comunal” de los guardianes, para eliminar el concepto “mío”, eliminando la posibilidad de la existencia de procesos violentos, ultrajes.
Expresa a su concepción es ideal que los filósofos reinen en las ciudades o los gobernantes practiquen la filosofía y el poder político; para elegir a un filósofo, el candidato deberá gustar de la enseñanza y tener sed de conocimiento, aquellos que gustan de “contemplar” la verdad.
Propone ver a los jóvenes su alma filosófica para identificar su naturaleza: justa y mansa o insociable y agreste, que no olvide las enseñanzas, que sea mesurada, también debe ser útil para la ciudad. Es decir solo aquel que ame de verdad a la filosofía esta destinado a gobernar el estado, porque consagra las ideas y una concepción sistemática y coherente de la vida. Sin embargo señala que los vicios a los que se encuentra el gobernante serán las tentaciones como: la riqueza, la belleza, cosas materiales en general o el halago de la masa. Explica que la mayor fuerza es la coacción material, la cual es empleada cuando no sirve la persuasión de las palabras
Descalifica a los filósofos que se enfocan en conocer y complacer los instintos, los gustos de la multitud.
Califica a los sistemas políticos de inconvenientes a las naturalezas filosóficas y por ello se aprovechan de éstas y se alteran; pero si se encontrase un sistema tan excelente como la filosofía, demostrara que su naturaleza es “divina”.
La falta de práctica de la filosofía en una ciudad se deberá no por falta de voluntad, sino de poder. Aquel que práctica la filosofía se vuelve ordenado y divino que puede ser un hombre.
Retomando al gobernante remarca la necesidad de someterle a pruebas de placer y del dolor, resultasen ser amantes de la ciudad y que no hubiese trabajo ni peligro ni alguna otra vicisitud capaz de hacerles aparecer como desertores de este principio, a quien complete estos requisitos debía ser electo gobernante y concederle honores y recompensas, así como también había que designar filósofos para que sean los más perfectos guardianes.
Señala la existencia de cuatro segmentos que realiza el alma:
- La inteligencia
- El pensamiento
- Creencia
- Imaginación
Retomando sus planteamientos dice que a la ley no le interesa generar una clase que goce de particular felicidad, sino que se esfuerza porque ello ocurra en toda la ciudad y por ello introduce armonía entre los ciudadanos por medio de la persuacion o de la fuerza, los gobernantes no han de buscar el gobierno con miras al provecho propio; en cambio, condescienden a hacerse cargo del mismo, renunciando a su pesar a una vida más elevada. Para ello su educación: «Será pues necesario dedicarlos desde la infancia al estudio de los números, de la geometría y de toda la educación propedéutica que debe impartirse antes que la dialéctica, pero sin obligarlos a aprender por la fuerza.»
Describe luego que a las ciencias a que debe consagrarse el que está destinado a gobernar el Estado, para elevarlo de la zona de las tinieblas a la realidad, compuestas por la aritmética la geometría, plana y sólida, y la astronomía.
Presentan contradicciones aparentes que invitan a la reflexión; presuponen y desarrollan la facultad de concebir abstracciones y razones en forma consecuente, lo cual es indispensable para la aprehensión del «bien».
Pero estos estudios son sino para la dialéctica, que corona la educación del filósofo. Es la única que nos proporciona una visión sinóptica de todo saber. El filósofo debe ser capaz, al renunciar a las imágenes sensibles y a las hipótesis, de elevarse, por medio de las ideas puras de la razón, a la idea del bien (pues éste es el más elevado principio) y de allí descender a lo particular de los sentidos.
“El método dialéctico es el único que, echando abajo las hipótesis, se encamina hacia el principio mismo para pisar allí terreno firme; y al ojo del alma, que está verdaderamente sumido en un bárbaro lodazal lo atrae con suavidad y lo eleva a las alturas, utilizando como auxiliares en esta labor de atracción a las artes hace poco enumeradas, que, aunque por rutina las hemos llamado muchas veces conocimientos, necesitan otro nombre que se pueda aplicar a algo más claro que la opinión, pero más oscuro que el conocimiento. En algún momento anterior empleamos la palabra «pensamiento»; pero no me parece a mí que deban discutir por los nombres quienes tienen ante sí una investigación sobre cosas tan importantes como ahora nosotros”.
Enfatiza que la más elevada educación debe reservarse a los que se mostraron más capaces y dignos de aquella durante la juventud; de lo contrario, la filosofía quedará expuesta al ridículo y a la vergüenza, hay que buscar personas memoriosas, infatigables y amantes de toda clase de trabajos. En la infancia, la instrucción será grata, algo así como un juego para discernir la capacidad natural de los niños, luego en los años consagrados a los ejercicios gimnásticos, se deben intercalar estudios más severos. Sólo a los veinte años se llevará a cabo una selección de los mejores discípulos, con la supervisión de la relación y conexión de los estudios ya realizados.
Finalmente, a los treinta años tiene que hacerse una selección definitiva, de la cual surjan los que se consagrarán a la dialéctica. Siguiendo este proceso selectivo, no se corre el peligro de perturbar la moral y la religión al discutirse sus problemas por mentes inmaturas. Una inteligencia sobria y desarrollada no se intoxicará con discusiones, sino que distinguirá entre la investigación de la verdad y una heurística capciosa. A Los treinta y cinco años, quienes hayan completado estos estudios, de nuevo descenderán a la «caverna» y participarán durante quince años en las tareas de la paz y de la guerra.
Aquellos que surjan triunfantes, a la edad de cincuenta años, se convertirán en los verdaderos gobernantes y guardianes del Estado. Fijos sus ojos en la idea y modelo del bien, procurarán realizarlo en su propia vida y en el gobierno de la ciudad, dedicándose principalmente a la filosofía, pero participando también en el servicio del Estado. Así, una vez muertos, partirán a la isla de bendición y recibirán los honores debidos a los dioses.
Conforme avanza el dialogo, Sócrates plasma que el Estado ideal o aristocracia, muestra cómo, por sucesivas corrupciones, se desciende a la tiranía. Todo esto con miras a resolver la cuestión que se ha planteado previamente: la relativa felicidad del hombre justo o del injusto. El entendimiento, explica, no alcanza a comprender las causas de la degeneración, si desconoce aquella enseñanza de las musas de que todo lo que tiene un principio está sometido también a un fin. En el Estado perfecto, por descuido o por imposibilidad de control de los guardianes, pueden surgir personas ineptas para el gobierno. Si llegan a gobernar, vigilarán menos la pureza del Estado.
La timocracia, entonces, engendrará a la oligarquía. Es una forma de gobierno en la cual los ricos mandan, desplazando a los pobres. Hay una oposición fatal entre la virtud y las riquezas; cuanto más se estiman las riquezas, menos se aprecia la virtud. El afán de riqueza suscita la violencia, y unos pocos, en perjuicio de la mayoría, se convierten en dueños del Estado. Para asegurar sus privilegios se valen de las armas, y los ciudadanos desposeídos viven expuestos a su capricho.
Si la oligarquía conserva cierta respetabilidad aparente y no abusa en exceso de su situación, es por miedo a peores consecuencias.El abuso de las riquezas derivara en la democracia. Ansiosos de aumentar sus ganancias, los oligarcas ignoran la existencia de hombres valientes que se hallan sumidos en una desesperada pobreza. No existe ley alguna que prohíba la indebida adquisición de riquezas. Los que están al frente del Estado se entregan a los placeres hasta que los pobres, que llegan a observarlos de cerca, comprenden que si no se apoderan del gobierno es porque no quieren.
Esto basta para que estalle la revolución. Triunfante el pueblo, se establece la democracia, luego de eliminar algunos ricos y obligar a los restantes a vivir en pie de igualdad.
«Ahora nos queda por tratar la más hermosa forma de gobierno y el hombre más hermoso, o sea la tiranía y el tirano.»El exceso de libertad engendrará la anarquía y posteriormente derivará en la tirania. Intoxicada por el abuso, la democracia denigra a los que quieren que se observen la ley y el orden. Desaparece toda disciplina y subordinación, hasta el extremo de que no hay respeto por ninguna ley, ya sea escrita o impuesta por la tradición. En medio de esa anarquía los más enérgicos y laboriosos se presentan ante el pueblo, como los defensores de sus derechos. De ese medio surge el conductor o jefe. Amenazado por los que disfrutan del gobierno, corre el peligro de ser asesinado, en caso de no convertirse en un lobo dispuesto a defenderse en cualquier forma. El pueblo, halagado por sus promesas, le presta su adhesión y lo protege Se impone, entonces, sobre sus enemigos, que se ven obligados a descerrarse, si no quieren sufrir la muerte. AI principio de su gobierno, el tirano es cauto, pródigo en sonrisas y promesas. Pero, una vez afirmado en el poder, provoca guerras para que el pueblo comprenda que necesita
un dirigente, si no quiere exponerse al peligro de perder la libertad. Si alguien se opone a sus pretensiones, es eliminado. Es así como el Estado se priva de los mejores ciudadanos y el tirano utiliza los servicios de personas ruines. Día tras día necesitará más guardias y mercenarios, gente que lo rodee y proteja, obedeciendo incondicionalmente a sus caprichos. Durante un tiempo, se comportará con cierta aparente honestidad, hasta el día en que exprima al pueblo para que soporte y pague sus propios caprichos y los de la banda que lo
rodea.
El tirano se transforma en un déspota licencioso.
Para Platón a Aristocracia es la única forma de gobierno verdadera; las otras 4 son
corruptas.
En la transición de una forma a otra de gobierno, Platón encuentra que hay dos clases de discordia que arruinan al Estado existente: una es la discordia dentro de la clase dirigente; otra es la que se da dentro de la clase gobernante y la clase gobernada.
De esta manera, en el paso de la aristocracia a la timocracia, y de la timocracia a la oligarquía, es la discordia dentro de la clase gobernante lo que destruye al Estado y lo lleva a una nueva forma de organización; en cambio, en el paso de la oligarquía a la democracia, la discordia fundamental es entre las clases gobernante y gobernada.
Platón sostenía la tesis de que si bien la democracia es la peor de las formas buenas de gobierno, es también la mejor de las formas malas, mientras que la monarquía, siendo la mejor de las formas buenas, es la peor de las formas malas.
El tirano se vale del artificio, el fraude, la violencia, todos los medios le parecen acertados para llegar al fin que se propone. La ciudad tiranizada es la peor; lo mismo pasa con el tirano.
Sócrates, les pregunta, si el tirano no es el más desgraciado porque su alma está sometida a las peores pasiones. Un alma en estas condiciones ignora lo que quiere realmente. A pesar de que es incapaz de gobernarse a sí mismo, se ve obligado a gobernar a los demás. Es un esclavo y un cobarde, desconfiado, sin amigos, sin alegría, una maldición para sí y para el mundo.
A partir de esto puede proclamar quien es el gobernante más feliz. El verdadero aristócrata o filósofo, que empieza por reinar sobre sí mismo. Y el más miserable es el tirano, reverso del filósofo, esclavo de sus pasiones, que intenta esclavizar a los demás.
Una segunda razón abona la mayor felicidad del que primeramente ha aprendido a gobernarse a sí mismo; y es que el amante de la sabiduría, en cuanto hombre, ha experimentado y sabe en qué consisten los deleites de los sentidos y la ambición. Además, el filósofo enriquece su experiencia con otros dos criterios de su sano juicio: la inteligencia y el discurso de la razón o el logos.
Finalmente, como tercer argumento, expone la falta de solidez y la relatividad de los goces inferiores. El hambre y la sed son indicios de la debilidad del cuerpo, así como la estupidez y la ignorancia son indicios de una especie de vacío del alma. Pero el cuidado del alma participa más de la verdad y proporciona un deleite mucho más auténtico que los placeres insatisfactorios de los sentidos.
El alma del filósofo, en la cual las facultades disfrutan del placer propio de cada una de ellas, obtiene el verdadero placer al realizar las funciones que le son propias.
Sócrates expresa:
«-Y en verdad, aunque me atengo a muchas razones para creer que estamos fundando la ciudad más perfecta posible, lo afirmo, sobre todo, al considerar nuestro reglamento sobre la poesía.
-¿Qué reglamento? -preguntó.
-El que no admite en forma alguna que sea imitativa. Ahora, después de haber precisado con claridad las diferentes partes del alma, esta prohibición me parece de una necesidad más absoluta y evidente.»
Aquí vuelve a remitirse lo que trató en los libros II y III. Por eso, al referirse a la poesía, expresa que los únicos poemas que deben admitirse son los himnos en honor a los dioses y los elogios de los grandes hombres.
Al final señala cuál será el destino de los justos y de los injustos. La mayor recompensa para la virtud consiste en la inmortalidad.
La justicia, como ha demostrado antes, recibe ya su recompensa por sí misma en este mundo; pero todavía le aguarda una zona de fe y confianza, el premio definitivo. Para que lo último resulte comprensible, expone el mito de Er. Los tiranos y responsables de injusticias reciben el castigo merecido por sus actos.
Según se deduce de la fábula, todas las almas son iguales; serán durante su existencia terrena lo que ellas elijan. Por orden, cada una de ellas expresa su preferencia; pero, incluso para la última en elegir, si lo sabe hacer con discreción, se le presenta una vida amable. De esta preferencia previa depende la suma de bienes y de males que le esperan.
El alma, es lo bastante fuerte para tolerar todos los bienes y todos los males; sin embargo, guiada por la inteligencia, debe seguir el camino del bien y practicar la justicia, para que cada uno sea el mejor amigo de sí mismo y de los dioses, haciéndose acreedor a una verdadera inmortalidad.
[1] Hipódamo de Mileto.